27 de marzo de 2008

¡Nacionalízame todo!

Por Luis Casado*

Hace algunas semanas un consejero financiero del banco francés “LCL” (ex Crédit Lyonnais) me aseguraba que algunos actores del mundo de las finanzas estaban “jugando a asustarse ellos mismos”. En otras palabras, según este “experto” de mis dos, la crisis de los subprimes, las hipotecas basura, no era sino palabrería y exageración. Me alegro de haberle ordenado devolverme los cuatro chavos que tenía ahorrados antes de ver partir mis magras economías al mismo sitio adonde va el superávit fiscal de la copia feliz del edén: ¡p’al carajo!

Porque ya puestos, también soy capaz de perder tanta o más plata que un banco o las AFPs. ¡Pero al menos yo no me cobro comisiones!

Mientras tanto la prensa internacional sigue dando cuenta, crédulamente, de lo que le cuentan los que manejan la manija y uno se entera de que para evitar que la explosión de la burbuja del crédito inmobiliario americano no haga hundirse todo el sistema bancario se consideran todos los remedios posibles e imaginables, incluso aquellos. Por ejemplo, la compra masiva por parte del Estado Federal de los productos financieros basados en los créditos inmobiliarios. ¿Guatisdís?

Simple. Tú te vas con la patrona un fin de semana al Casino de Viña, -para los efectos da lo mismo aunque en plan un poquillo más cutre-, y te juegas hasta los sobresueldos de la época del RL mientras te bañas en una piscina de champaña de Champagne (el único lugar del planeta que lo produce). Y cuando ya has perdido hasta las características de tu propio ácido ribonucleico, llamas al Estado Federal para que te compre las pérdidas, o sea te reembolse con plata pública tus locuras privadas. ¿Capisci?

Eso es lo que está haciendo, lo que ya empezó a hacer, la FED. De eso iba el tema de prestarle plata a JPMorgan (unos 30 mil millones de dólares) para que comprase Bearn Stern por 236 pijoteros millones. Porque fue una ganga, de acuerdo, pero que trae consigo un agujero megagaláctico. ¿Quién paga las juergas privadas en los EEUU? ¿Eh? Igualito que en el campo de flores bordado: el ES-TA-DO.

Así fue cuando el escándalo de los Saving & Loans en los años 80-90, que le costó al contribuyente yanqui más de 200 mil millones de dólares. En aquella época John Kenneth Galbraith llamó esa hazaña “the largest and costliest venture in public misfeasance, malfeasance and larceny of all time”. ¡Se ve que no conocía los subprimes!

Del mismo modo ocurrió cuando, a fines de los años 90, Myron Scholes y Robert C. Merton, -premios Nóbel de Economía-, cometieron el desastre del fondo especulativo Long-Term Capital Management (LTCM). Estos patriotas habían inventado una martingala para jugar en Bolsa, truco que solo podía hacerte ganar cientos de millones, palabra de premio Nóbel de Economía. Cuando se las arreglaron para perder casi cinco mil millones de dólares en menos de cuatro meses la FED, o sea el Estado Federal, corrió a salvar a los genios de las finanzas.

Si no sabías porqué razón los neoliberales, -que tanto critican a los poderes públicos-, luchan como condenados para controlar el Estado, ahora lo sabes.

Servidor, cuyas finanzas vienen conociendo un período (provisorio) de vacas flacas y de falta de liquidez, decidió muy mal a propósito jugar un billete en el Loto, otro en las Quinielas, un resto en la Polla Gol y lo que quedaba lo puso todo en el “Pepito paga doble” que maneja un trilero senegalés ahí cerca del Metro Barbès-Rochechouart.

Con tan mala suerte que perdí hasta los soquetes y no me queda más remedio que pedirle a Ben Bernanke: “joder macho: ¡nacionalízame todo!”.

_____________________________________
* Luis Casado es ingeniero del Centre d’Etudes Supérieures Industrielles (CESI, Paris, Francia), profesor del Institut National de Télécommunications (INT) y miembro del Comité Central del Partido Socialista de Chile.