Ha pasado frente a mí el Tibet, la rebaja al impuesto a la bencina, Chávez y las FARC y nada me ha parecido interesante de comentar. Todo parece una reiteración de lo mismo. Sin embargo siempre está él para salvarnos de nuestro gran aburrimiento. "Una palabra suya y bastará para sanarnos".
Catalogar a los partidos políticos como "tribus" es del todo desenfadado ya que con esto está afirmando su primitiva y sectaria estructuración. Solo con esta partecita de la declaración, Lagos confirma que el partido político está en las antípodas de la evolución humana y que esta forma de organización reviste peligros incuantificables cuando sus miembros actúan en hordas antropófagas. Demuda, porque él, el Presidente Lagos, ha sido parte de varias de estas tribus y que por medio de este instrumento ha podido regatear cargos y consolidar posiciones. Ha sido parte de las tribus y más aún, se ha convertido en su tótem indiscutido.
La pretensión de pasarse por alto el democrático ritual de elecciones primarias, confirma una vez más que Lagos es el chamán y cacique de la gran tribu concertacionista. Con la militante paciencia de Escalona se puede llegar a descifrar el verdadero designio –"está disponible"- de un hombre que impulsó un marketing hembrista que le daba asueto por un periodo de 4 años. Ya es hora de comenzar a aterrizar en territorio chileno, dejar la lectura de Icaritos dedicados al calentamiento global, y ponerse en contacto con la liga sociológica del éxito.
Pero lamentablemente se chanflearon sus planes. El tentempié de Insulza tuvo muchas más calorías que el de Lagos y ahora irse a primarias con un panzer recargado, que desde una plataforma internacional ha demostrado sus capacidades políticas y su liderazgo regional, sería más peligroso que atajar gases invernadero con una mano y sin capa.
Más allá de los barroquismos y las imágenes obscenas que nos otorgan los cargos de Lagos e Insulza, la inminente disputa de ambos monstruos políticos en arenas chilenas, está acoquinando a quién tiene, en evidencia, mucho más que perder, dado la visión histórica que posee de sí mismo. Repetirse el plato para muchos resulta un acto bastante egoísta en vista y considerando que hay meritos para que quienes no se han "servido" el fondo, puedan hacerlo. Pero el complejo del hijo único se le escapa por entre el taparrabo y no se desprende aún al paso irreductible de los años.