5 de marzo de 2008

Adiós Fidel, bienvenido Raúl

Por Javier Campos*

Hubo bastante esperanza en muchos círculos dentro de Cuba que al dejar Fidel Castro todos sus absolutos poderes (presidente de Cuba, presidente del Consejo de Ministros, presidente del Consejo de Estado, primer secretario del partido comunista, comandante en jefe de todas las fuerzas armadas), un nuevo cambio podría iniciar una etapa distinta. Es decir, un socialismo renovado.

Pero la realidad ha sido otra. El domingo 24 de febrero votó todo el parlamento por el sucesor de Fidel Castro: su hermano Raúl. Asunto que muchos adivinaban pues era (y ha sido desde 1959) el brazo derecho de quien acumulara tanto poder en una sola persona. A los que esperaban una transición, les fue mal. Lo que se elegía, por el contrario, era una férrea continuidad de lo mismo.

Toda la revolución de esa isla la ha hecho sólo un hombre y eso es un caso quizás único en la historia de todo el siglo veinte, comparable a emperadores o reyes absolutistas de otros siglos. Quien no quiera ver aquello lo enceguece una ideología.

Pero si Raúl no posee una minima parte de ese gran líder que fue su hermano lo que si quedó claro es que se continuará la misma línea dura de los viejos líderes y con viejas propuestas. El Consejo de Estado, quienes deciden absolutamente todo en Cuba, tiene ahora un promedio de 72 años. Para el historiador cubano, Juan Antonio Blanco, lo que ahora hay es una gerontocracia o un “Parque Jurásico” quien dirige esta nueva continuidad en la isla. La “nueva” Cuba no se ve renovada en un futuro cercano y las generaciones jóvenes no tienen ninguna voz. Se les excluyó de raíz.

Pero lo más insólito que muestra que no habrá cambios substanciales con Raúl Castro y seguirá el continuismo es que luego de ser elegido presidente de Cuba por La Asamblea Nacional el pasado 24 de febrero, Raúl mismo pidió -como un decreto ley- que ante cualquier decisión sobre asuntos económicos, políticos, internacionales, culturales, había que preguntar primero a Fidel Castro su parecer. Lo mismo que una vez dijo el dictador Somoza en Nicaragua: “ni me voy ni me van”.

En el blog de Yoani Sánchez, escrito desde Cuba, que ya se ha convertido en un sitio muy visitado en Internet, por distintas personas de muchas partes del mundo (véase mi columna), escribió ella luego de la elección de Raúl Castro algo muy breve pero incuestionable: "El discurso de Raúl Castro, en la toma de posesión de su recién estrenado cargo de Jefe del Consejo de Estados y de Ministros, no me ha despejado mis –ya crónicas- dudas. La reiterada mención de los cambios que vendrán, pero sin sustantivarlos… Ayer me he sentido como el egiptólogo francés Champollion, tratando de descifrar cada palabra, cada nueva persona ascendida hacia el grupo gubernamental… El hecho, por ejemplo, de que Machado Ventura sea ahora el vicepresidente, es un indicio de que no será la flexibilidad ni el sentir de la nueva generación, lo que marcará los próximos pasos. Ortodoxia, verticalidad y fidelidad extrema…Los jeroglíficos egipcios resultan, la mayor parte de las veces, mucho más fáciles de desentrañar que el aburrido estatismo de la política cubana".

Nadie sabe si serán resueltas por Raúl Castro aquellas famosas preguntas que hizo el estudiante Eliecer Ávila de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba (UCI) el pasado enero ante el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón. Este no pudo responderlas diciendo que no tenía información sobre Internet en Cuba, y sobre la doble moneda que se usa en la isla para sobrevivir, dentro de una serie de otras respuestas evasivas que insultarían a cualquier estudiante de cualquiera otra parte del mundo. Esas preguntas eran claves: por qué hay restricción a la información en Internet (esta bloqueado el acceso a Yahoo y Google), por qué se recibe salario en pesos cubanos y hay que comprar un cepillo de dientes en otra moneda; por qué los cubanos no pueden alojarse en hoteles y sólo son para los turistas, por qué no se puede viajar fuera de Cuba, por qué nadie conoce a los candidatos (ni menos sus propuestas) que se postulan a Asamblea Nacional.

Si Raúl le pregunta a Fidel sobre esos urgentes temas de los estudiantes, sin duda Fidel Castro –en su lecho de enfermo- moverá la cabeza de izquierda a derecha dejando a las nuevas generaciones congeladas en el tiempo. O sea, la voz de los estudiantes ni cuenta en la nueva Cuba de Raúl Castro. Tampoco Fidel se acuerda cuando él en 1959 era seguido por tanta juventud en America Latina, con pasión, alegría, esperanza por un mundo mejor y más libre. Es que la utopia socialista se transformó allí en un edificio en ruinas o en una isla amurallada y gobernada por una gerontocracia.

- Ver video de estudiantes preguntando a Ricardo Alarcón.

*Poeta, narrador y columnista.